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sábado 04 de octubre de 2014
Explicación del Escudo Episcopal
EXPLICACIÓN DEL ESCUDO
DEL CARDENAL ANTONIO CAÑIZARES


Todo gira en torno a las palabras de su lema episcopal: “Fiat voluntas tua” , en el que se resume el sentido del episcopado de Antonio Cañizares, desde el momento en que aceptó esta elección: Es como una glosa y una interpretación del mismo y del sentido que, desde el comienzo, ha querido darle en su identificación con el Señor. .

Por eso, en el centro y llenando todo, se encuentra la Cruz, que es la expresión que reasume el sentido de la Encarnación y de la Redención: “Aquí estoy, oh Dios! para hacer tu voluntad”; “que no se haga lo que yo quiero, sino lo que Tú quieres”; “mi alimento es cumplir la voluntad del Padre”; “para eso he venido…”. En todo Jesús hace lo que al Padre le agrada, su vida es hacer la voluntad del Padre, y esta voluntad es amar a los hombres hasta el extremo, dar la vida por ellos para su redención sin reservarse nada, en obediencia plena y total al Padre, despojándose de su rango, tomando la condición de esclavo, rebajándose hasta la muerte y una muerte de cruz en obediencia al Padre y para cumplir su voluntad de traer su amor, perdón y reconciliación a los hombres y hacerles partícipes de su gloria, que es “que el hombre viva”. En la cruz, en el misterio pascual, está todo y se resume todo cuanto constituye el sacerdocio de Cristo, su ser pastor, su “caridad pastoral”, etc. Por todo ello y por cuanto ahí se contiene, la cruz ha querido el Cardenal Cañizares que sea como el faro y la señal de su episcopado, marcado, por lo demás por el “sólo Dios” de su pontificado, secundando la expresión de Santa Teresa de Jesús y de san Francisco. (Hay un dato muy personal de Antonio Cañizares que ha querido reflejar en su escudo: los trazos de la cruz son iguales a los trazos del emblema del monasterio de Buenafuente del Sistal, que tanto ha significado en la vida de Antonio Cañizares, donde ha saboreado, contemplándolo, el misterio de la Cruz, el himno cristológico de Filipenses, 2, la realidad viva de las Bienaventuranzas; y también Santa Etresa de Jesús y San Juan de la Cruz, por ser su primera sede episcopal Ávila y por significar tantísimo e su vida personal). También en la cruz ha querido recoger aquello de Santa Teresa: “Traer a Cristo muy llagado”- la cruz-; finalmente quiere ser expresión de las palabras de Jesús que llama a seguirle, dejándolo todo e ir tras de Él con la cruz, pues es la única manera de seguirle . Otro dato es que los trazos de la cruz están pìntados en verde, porque la cruz es la verdadera y la única esperanza.

Los cuatro cuarteles señalados por los cuatro brazos de la cruz ,que lo abarca todo, son los siguientes:
1) El cuartel derecho superior quiere evocar en su fondo azul y la estrella de doce puntas a la Santísima Virgen María, “Estrella de los mares”, “Estrella de la nueva evangelización”, la Mujer del Apoclipsis, “la fiel esclava del Señor”, la que se pliega enteramente a la voluntad de Dios: “hágase en mí según tu palabra”. Estaba junto a la cruz y junto a la cruz, inseparable de ella se nos dio como madre. Es, con su Hijo bendito, la mejor expresión del “fiat voluntas tua”, y del sólo Dios y su misericordia que Ella canta en el Magnificat. Es, además, madre sacerdotal y mujer eucarística.
2) En el cuartel inferior, lado izquierdo, aparece la luna: es símbolo de la Iglesia que brota del costado de Cristo crucificado para, con su Esposo y Señor, hacer la voluntad de Dios y traer el amor y la salvación de Dios, aportar la luz al mundo en medio de la oscuridad. Los Santos Padres hablaban de la Iglesia como luna, que recibe la luz del Sol que nace de lo alto; no es la luz, pero, en medio de la noche, aporta la luz que del Sol, Cristo, Luz de los hombres viene al mundo. La Iglesia, unida a Cristo, ha de llevar esa luz, esa es su misión, existe para esto para evangelizar. Tanto este cuartel, como los dos restantes están bajo fondo rojo: es el signo de Cristo, de su sangre derramada en la cruz, que es el precio pagado para nuestra redención, expresión máxima del amor de Dios y de su pasión por el hombre y de lo que vale el hombre a los ojos de Dios, por quien Dios lo apuesta todo hasta dar la sangre su Hijo por nosotros. Es la señal de Quien “vino a servir y no a ser servido”, y a “dar su vida por los otros”. Ese fondo de la sangre de Cristo es como si nos envolviera a todos, nos sumergiese a todos en ese misterio inefable de amor y de vida del Misterio Pascual, sacerdotal, de Cristo que se hace presente de manera sacramental en los sacerdotes, en los pastores, -que son presencia sacramental de Cristo sacerdote y pastor-; esa sangre, expresión muy concreta del Fiat voluntas tua, es la vida del sacerdote-pastor que da la vida, en caridad pastoral, por sus ovejas hasta la última gota de su sangre unido enteramente a Cristo en la Eucaristía para que los hombres tengan vida y participen de su amor.

Así de sencilla y simple es la explicación del escudo episcopal, desde el primer momento, de Antonio Cañizares Llovera, que ha querido reflejar en él su vocación, su misión, el sentido de su ser pastor…



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