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lunes 09 de octubre de 2017
Fiesta de la Diada Valenciana: Día de la Comunidad Valenciana
El 9 de octubre es un día de alegría y de acción de gracias: Somos parte de un pueblo, la Comunidad Autónoma de Valencia, que está de fiesta por ser lo que es por su historia que la identifica y de la que tantísimo hemos recibido; damos gracias por pertenecer a ella, por ser obra de Dios que se ha manifestado grande en esa historia suya, con todo el pueblo valenciano, las tres provincias que la integran, heredero del antiguo Reino cristiano de Valencia que hoy, hace siglos se constituyó así, reino cristiano, por la reconquista del Rey Jaime Primero. Aquí, en este lugar de la catedral, damos gracias de manera especial, por la dedicación de esta santa Iglesia Catedral de Valencia, consagrada por orden del Rey don Jaime en 1238 y puesta bajo la advocación de la Virgen María. Desde entonces esta iglesia es la primera de la diócesis, madre y cabeza de las demás iglesias de la diócesis, y la sede del Obispo. Este templo, cuya dedicación celebramos, es figura de la Iglesia. Todos los templos lo son, pero este templo, de tan gran belleza, de tanta riqueza histórica y artística, lo es de manera particular, porque él se manda edificar en acción de gracias por la reconquista por parte del Rey D. Jaime de Valencia, en la que ya se había asentado la Iglesia siglos antes, previamente a la invasión y dominio musulmán; acción de gracias, además, porque se restauraba la Iglesia, que había sido prácticamente eliminada o reducida a poca cosa, casi nada, e insignificante en la vida pública. En este templo, además de la belleza extraordinaria que lo caracteriza y de la riqueza histórica que contiene, -la visita a su magnífico museo nos lo demuestra-, es como podemos apreciar la realidad de la Iglesia, edificada sobre la piedra angular de Cristo y los cimientos de los apóstoles, en la que se cumple la promesa de Jesús de que no prevalecerán contra ella las fuerzas del mal. Este edificio de la catedral nos revela, con la belleza de sus símbolos y la riqueza de sus reliquias, el misterio de Cristo y de su Iglesia: Dios ha puesto su tienda entre nosotros al encarnarse su Hijo, y ha construido el templo espiritual de la Iglesia, formado por las piedras vivas que somos los cristianos, que podemos ver en este templo catedral como la reedificación de esa Iglesia que es de Dios, que viene de Él, en la que vive y está presente Jesucristo, salvador y esperanza de los hombres.

Con esta celebración de la dedicación de esta santa iglesia Catedral de Valencia, celebramos este día igualmente el gozo inmenso de haber sido restablecida de nuevo la fe cristiana en Valencia, eliminada o marginada de la esfera pública por el dominio del invasor, en ello va implicada la acción de gracias por haber sido reavivadas sus raíces cristianas que sustentaban antes al pueblo valenciano. La conquista de Valencia por Jaime Primero restaura nuestra diócesis e inicia un periodo en el que las implicaciones del cristianismo en los aspectos políticos, culturales y sociales constituyen parte esencial de la historia de Valencia. Porque aquel 9 de octubre de 1238, fiesta de san Dionisio, se constituyó el Reino cristiano de Valencia. A partir de la rendición de los poderes que dominaban nuestra ciudad y nuestros pueblos y la consagración de este templo a María, -del icono de la Virgen, que se conserva en su sacristía, iba acompañado el Rey Conquistador-, el pueblo de Valencia comenzó a vivir, de nuevo, el gozo de la gran gesta, la suprema ges ta, que Dios ha hecho a favor de la humanidad: darnos a su propio Hijo, nacido de la Virgen María, por obra y gracia del Espíritu Santo. Cualquier hecho de amplia repercusión artística y cultural, o política y social, irá acompañado de significativas aportaciones de la Iglesia en instituciones y personas. Para el observador atento y desapasionado resulta imposible comprender la evolución de Valencia sin la conexión del cristianismo, implicados en el nueve de octubre, nuestro nueve de octubre. Esta es la verdadera celebración de este día de la fiesta de la "Diada de Valencia"

La conquista de Jaime Primero, pues, marca un momento clave. Entramos a formar parte de nuevo de la cristiandad, es decir, de Europa. Ese origen marcará la línea continuada a lo largo de nuestra historia, y es, por tanto, un reto para nuestro presente y futuro. La Iglesia en Valencia, con la memoria agradecida por el don de Dios, reafirma aquí, en la Catedral misma, en este día de tantas y tan dichosas resonancias históricas, su fe en Jesucristo, Salvador, el Sí de Dios al hombre, su redención y salvación: Ante Él se sitúa la historia humana entera, nuestro hoy y el futuro del mundo son iluminados por su presencia, el hombre descubre el misterio de su propia vida, la vida del hombre se ensancha y recobra el vigor perdido; en Él halla su verdad todo proyecto encaminado a hacer la vida del hombre cada vez más humana. Jesucristo es lo mejor que le ha podido pasar a la humanidad y, para nosotros valencianos, lo que en este día celebramos es con mucho el acontecimiento más importante de nuestra historia como pueblo que tiene sus cimientos y se construye desde un proyecto de vida, que nada ni nadie nos puede arrebatar, salvo que se quiera abocarlo a su fracaso como pueblo al que, con los hechos que hoy agradecidamente ante Dios y los hombres rememoramos, se le ha abierto ya un gran futuro de libertad, de paz, de concordia, de reconocimiento de la dignidad de la persona humana de todo ser humano, de solidaridad y acogida de los más pobres, de amor, de misericordia, de perdón sin venganzas ni odios, de unidad sin discriminaciones ni exclusiones de nadie, feliz con la felicidad que anticipa las promesas de Dios que veremos cumplidamente en el Reino de los cielos. Hoy, como aquel entonces del siglo XIII, nos incumbe a los miembros de la Iglesia que está en Valencia a trabajar con todos los hombres en la edificación de un mundo más humano y justo, nuevo, ya que la comunidad cristiana Iglesia es una porción del mismo pueblo en que vive transformado por el Espíritu Santo. Los miembros de la Iglesia que está en Valencia estamos llamados, codo con codo con otros, a hacer posible, que surja una humanidad nueva hecha de hombres nuevos con la novedad del Evangelio, esto es, estamos llamados a evangelizar como proclama y reclama nuestro actual Proyecto Pastoral Diocesano.

El 9 de octubre nos une a todos los valencianos en la tarea de construir una sociedad valenciana en la que las personas que en ella vivimos podamos desarrollarnos íntegramente, vivamos con el nuevo arte de vivir, proponiendo el Evangelio donde se encuentra ese nuevo arte de vivir, que no es otro que el Reino de Dios, reino de amor y justicia, de verdad y caridad, de paz; un nuevo arte de vivir que edifique una nueva cultura de la vida y una nueva civilización del amor, nuevo arte de vivir que nos enseña a que vivamos en unidad con todos, siendo lo que somos con nuestras peculiaridades propias pero conscientes de que formamos parte de una unidad superior que somos con otros pueblos y regiones en el proyecto histórico del que formamos parte, España, Europa, y trabajando por esa unidad, es decir por el bien común al que todos debemos servir. La Iglesia, nuestra Iglesia que está en Valencia quiere contribuir, en el respeto necesario e imprescindible a la autonomía propia de la comunidad social y política a difundir cada vez más el Reino de la justicia y la caridad, en el que son proclamados dichoso, preferidos, los pobres, los sufridos, los que lloran, los que tienen hambre y sed de la justicia porque encuentran en los miembros de esa Iglesia el amor y la justicia que vienen de Dios que los ama.

Hago míos los deseo y las palabras de nuestro querido y recordado Arzobispo, D. Miguel Roca que, hace 28 años con ocasión del 9 de octubre invito, especialmente a los laicos, a que recojáis el testimonio de tantos cristianos que en nuestra historia han contribuido al crecimiento de nuestro pueblo para que, actuando en los diversos sectores de la vida pública sociales, culturales, económicos laborales o políticos- colaboréis a la luz del Evangelio y los valores del Reino de Dios, para que nuestro pueblo valenciano progrese hacia metas más altas de humanidad en las que se anticipe de alguna manera la paz y la felicidad que Dios quiere definitivamente a sus hijos", y para que, como dice y canta nuestro himno de Valencia, luchemos para ofrendar nuevas glorias a España, es decir, al bien común, al bien humanizador que aporta el Evangelio al que nos debemos. "Como cristianos debemos aportar a nuestra sociedad el valor humanizador del Evangelio", que se enraiza en la fe, debemos aportar la fe.

"La historia de nuestro pueblo valenciano nos enseña que la fe cristiana no se ha opuesto al cultivo de los valores culturales y al desarrollo social de nuestro pueblo, sino que lo ha potenciado y purificado. La vinculación del Evangelio con el hombre ha sido con frecuencia vínculo de creación de cultura", de paz, de reconocimiento de derechos humanos fundamentales, en suma, de bien y de bienes. Por todo esto, por el don de la fe, por haber recuperado la fe y la cristiana el 9 de octubre, damos gracias, y entonaremos, al final de esta acción de gracias que es la Eucaristía, el canto del Te Deum. Esto es lo primero y principal de este día. Todo el pueblo de Valencia, simbolizado en su Senyera que portarán los miembros de Lo Rat Penat, entra en esta Iglesia Catedral para dar gracias, para prorrumpir en cantos y músicas de alegría: esto es lo más antiguo, tradicional y genuino de este día 9 de octubre, que distinguió Jaime Primero con la dedicación de este templo catedral. Imploremos la bendición y protección sobre la Comunidad Valenciana de la Mare de Déu que le acompañó en aquella reconquista.

+ Antonio Cañizares Llovera
Arzobispo de Valencia
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